¡Hola chavales! Ya estamos aquí con más material, que no se queje nadie de continuidad y de reviews. Hoy traemos otro de esos juegos singulares que por ese mismo hecho se hacen dignos de ser recordados. Como todos estos juegos del gran Commodore 64 debemos la cortesía a JAM, al que no dejamos de dar las gracias.
Con este "ochenterísima" portada, con una ilustración impresionante que quita el hipo, nos llega esta donación que como viene siendo habítual, está en perfecto estado.
Fue en 1989 cuando OCEAN nos ofrecía este juego de carreras atipicas y muy relacionado con la acción y deportes límites. Se desarrolla en una perspectiva superior 2d y con un scroll multidireccional suavísimo. Ni que decir hay que salió en otros tantos sistemas como en Amiga.
Run The Gauntlet que podría traducirse como "Salir Ileso" está basado en un programa de carreras extremas donde competían cuantro equipos de diferentes paises (ninguno España) y estaba presentado por un desconocido Martin Shaw.
El
programa comienza con una buena imagen del título, entre otras cosas,
aquí se puede ver un retrato de Martin Shaw, que da la bienvenida al
jugador para el show-juego a través de globos de diálogo. Destacar que el juego goza de una musiquilla pegadiza y con digitalizaciones durante la presentación.
Al
presionar la barra espaciadora, aparece el menú principal: En primer
lugar tendremos que elegir nuestro equipo favorito (Gran Bretaña, EE.UU., Holanda o Australia). Podremos jugar con hasta dos amigos, por desgracia, ninguno no puede competir contra los otros amigos, nos veremos obligados a jugar contra la CPU, ya que no hay modo
multijugador simultáneo. Lo que es muy decepcionante, porque este detalle habría sido un auténtico bombazo.
El juego se
divide en tres niveles o pruebas: una prueba acuatica, una pista de
tierra y una carrera a pie que tiene un control bastante molesto. El orden de los eventos no está establecido y se generan al azar como si se determinaran para el programa de televisión.
Las fases en vehículo sólo se diferencian en el tipo de cachivache que
pilotarán nuestros aguerridos deportistas. Dentro de cada categoría no hay cambios apreciables entre una prueba u otra. Si competimos entre lomas, baches y saltos en una carrera con coches
todoterreno y, después, tienes que enfrentarte a otra competición en el mismo
escenario, pero a bordo de buggies playeros, no cambiará prácticamente nada.
Apenas hay
diferencias en el control o la velocidad en los vehículos. Te dará lo mismo
una lancha motora que un hovercraft.
Lo curioso es que, en las fases sobre vehículos de tierra independientemente de cual se trate veremos cómo, a nuestro alrededor,
se producen detonaciones que, si nos dan de lleno, nos mandarán al
cuerno, con la consiguiente pérdida de tiempo. Y es que este es un deporte extraño pero sin duda lleno de acción.
En las pruebas acuáticas la dificultad está en el trazado en sí. En realidad,
hemos de pilotar nuestra lancha, hovercraft o similar, a través de una serie
de canales que se forman entre islotes de un lago. Lo complicado no
es sólo que a veces resultan bastante angostos y que es de lo más fácil terminar
entortillándonos contra todos esos salientes, cabos y arrecifes que, por descontado,
los participantes controlados por el ordenador evitan siempre limpiamente. No, además la dificultad aumenta porque la carrera se desarrolla a
mucha velocidad, lo que deja poco tiempo para reaccionar y el circuito es de
lo menos intuitivo. Para ello contamos con unas
boyas que se iluminan para señalarnos la dirección adecuada. Lo que pasa es
que, insistimos, las carreras son muy rápidas y con frecuencia uno no tiene tiempo
para reaccionar.
LA carrera a pie, porque sólo hay una. Se desarrolla
con perspectiva cenital y hemos de controlar a nuestro hombrecillo mientras
atraviesa un paisaje de lo más agreste, lleno de charcas, zanjas y obstáculos
de toda condición. Y, ya os decimos, el método de control es horrendo. Para avanzar tenemos que someter al joystick al sempiterno
machaque izquierda-derecha-izquierda-derecha, ya sabéis. La novedad es que,
dado que de otro modo todo sería demasiado sencillo, los programadores decidieron
que, al mismo tiempo, tuvierais que mantener pulsado el botón de disparo. El
hombrecillo sólo se moverá si apretamos el dichoso botoncito, por tanto. Y para
saltar un obstáculo, tendremos que empujar la palanca hacia delante. De nuevo,
manteniendo fuego pulsado. Incomodísimo.
Los gráficos van en función de la prueba. Las que se desarrollan en tierra son bastante
vistosas, especialmente los escenarios, que dan una sensación de "solidez"
y de volumen, bastante convincente. Los vehículos son un pelín más flojos
(los terrestres, grandes pero cuadriculados; los acuáticos, bien definidos,
pero pequeños).
Las carreras en el agua se quedan, en el apartado visual, en simplemente correctas
(lo cierto es que tampoco dan para mucho más los fondos). Quizás la fase más
vistosa sea la competición a pie. Lástima que uno no tenga demasiado tiempo
para fijarse en los detalles.
La cuestión sonora tiene tema musical sorprendente, a cargo de Jonathan Dunn, con percusión
y guitarras eléctricas digitalizadas y, durante las partidas, efectos
de sonido adecuados que se escuchan al mismo tiempo que unas tonadillas
bastante apropiadas.
En lo jugable Run the Gauntlet es un juego de carreras rápido, adictivo, técnicamente
de lo más aseado y... simplón y hasta repetitivo. Muy entretenido durante
un rato y, sin duda, agradable de ver y de oír...
-
En la versión de Amiga se puede escuchar Martin más el tema original de la serie de TV (bueno, un trocito de la melodía
que se repite una y otra vez).
Eso es todo por hoy, gracias JAM
Si queréis donar alguna consola, ordenador clásico, videojuegos o
relacionados. Enviad un correo a donatuconsola@gmail.com y ya os comento
como hacerlo.
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